Un relé consta principalmente de una bobina electromagnética, un conjunto de contactos y una armadura móvil. Cuando se aplica corriente a la bobina, esta genera un campo magnético que atrae la armadura móvil, lo que a su vez abre o cierra los contactos del relé, permitiendo que fluya corriente en el circuito controlado. La corriente que fluye a través de la bobina, conocida como corriente de activación, es generalmente de baja intensidad y está diseñada para controlar una corriente mucho mayor en los contactos del relé.

    La corriente del relé juega un papel crucial en su funcionamiento. Esta corriente no solo activa el relé, sino que también influye en la velocidad de conmutación y en la durabilidad del componente. Cuanto mayor sea la corriente aplicada a la bobina, mayor será la fuerza magnética generada, lo que resultará en una conmutación más rápida y eficiente. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que una corriente excesiva puede dañar el relé o reducir su vida útil.