Las válvulas solenoides de plástico se utilizan principalmente para controlar el flujo de líquidos o gases en una amplia gama de aplicaciones industriales. Su funcionamiento se basa en un electroimán que, al recibir corriente eléctrica, activa un pistón que abre o cierra la válvula. Los modelos de plástico tienen ventajas notables sobre sus contrapartes metálicas, como la resistencia a la corrosión, la ligereza y un costo de producción inferior. Además, los plásticos como el PVC, PVDF y nylon son especialmente útiles en entornos donde el contacto con productos químicos agresivos es frecuente.