El funcionamiento de una válvula solenoide de corriente continua se basa en la ley de Ampère, que establece que un conductor eléctrico por el que circula corriente genera un campo magnético. En el caso de la válvula, este principio se aprovecha al máximo: cuando la corriente continua pasa a través de un solenoide, se crea un campo magnético que atrae a un vástago o émbolo, moviendo la válvula hacia una posición abierta o cerrada. Este sistema se activa y desactiva rápidamente, lo que permite un control preciso del flujo de fluidos.

    El uso de corriente continua (CC) en lugar de corriente alterna (CA) en estos dispositivos tiene varias ventajas. En primer lugar, la corriente continua ofrece una mayor estabilidad en el control de la válvula, ya que el campo magnético generado es constante, lo que evita los cambios bruscos de energía típicos de la corriente alterna. Además, las válvulas solenoides de CC pueden ser más eficientes en el consumo de energía, lo que las hace ideales para sistemas que requieren un funcionamiento prolongado o en lugares donde el ahorro energético es crucial.